Una gran desventaja de la corporación tradicional es el temido dilema de la «doble tributación». Una corporación C tradicional paga impuestos sobre todos los ingresos corporativos (de la empresa), por lo que una vez que se distribuyen a los accionistas, los accionistas individuales deben volver a pagar impuestos sobre los ingresos en estas distribuciones (o dividendos). Una forma de evitar el dilema de la doble tributación es establecer la empresa como una entidad de «paso», como una corporación donde todas las ganancias de la empresa pasan directamente a los accionistas individuales, donde son responsables de la carga tributaria. Una corporación que elige ser tratada de esta manera (haciendo las presentaciones y cumpliendo con los requisitos adecuados) se conoce como una «corporación S».
• Doble tributación
• Aumento en la documentación
• Necesidad de ejecutar formalidades corporativas